¿Qué sistemas podemos emular?
La gran barrera coralina australiana, gracias al uso de recursos de emergencias para áreas que se encuentran en restauración, es un excelente ejemplo a la resiliencia al daño. El arrecife alberga más de 400 tipos de corales y demás especies, y se ha visto fuertemente impactada por el cambio climático, en particular ciclones, y especies foráneas invasoras. Uno de los efectos visibles ha sido su pérdida de color, un proceso llamado blanqueamiento, por el cual los corales mueren. Cuando un desastre impacta el coral, sus vecinos llamados refugia tienen tres interesantes comportamientos:
En primer lugar, se ha demostrado que estos arrecifes aledaños tienden a inundarse menos por corrientes de agua caliente que producen el blanqueamiento.
Asimismo, se ha demostrado que están suficientemente conectados entre ellos a través del movimiento de agua durante la etapa de engendramiento de algunos organismos. Esto permite que las larvas de los corales viajen y colonicen áreas devastadas para volverlas a llenar.
Por último, se ha demostrado que estos arrecifes subsidiarios tienen menor propensión a ser infestados por estrellas de mar del tipo “corona de espinas”, las cuales son conocidas por sus características invasivas. En cambio, sus larvas son capaces de viajar a arrecifes dañados junto con las larvas de coral.
Este es un muy buen ejemplo de cooperación y resiliencia que nos puede ayudar, por ejemplo, a diseñar métodos para recuperación de desastres. Para ello debemos comprender las amenazas a dicho sistema y cuáles son los lugares menos vulnerables a estos problemas. Durante una emergencia, ¿cuáles son los negocios esenciales que deben operar en una ciudad? En casos de inundación en una ciudad, ¿existen lugares suficientemente altos? Teniendo esto en cuenta, debemos generar un plan para su protección bajo diferentes posibles escenarios.
Fuente: AskNature.org, resumen por Mary Hoff.